domingo, 18 de agosto de 2013

Bogotá: Hogar de rojos y azules

No era la primera vez que iba a El Campín. Había asistido hace tres años y medio a la despedida del Tren Valencia, jugador histórico de Santa Fe. Aquella vez el equipo perdió, por lo que entraba con miedo al estadio Nemesio Camacho, rogando no ser yeta. Minutos después llegó el gol ganador para Santa Fe: celebré con lágrimas en los ojos, aunque no eran de emoción, sino de dolor. Mi compañero de banco me había dado un codazo mientras celebraba. No me quedó más que saltar también, simulando ser la hincha más apasionada.

El Campín el 2010, antes de un partido de Santa Fe.
El Campín tenía rejas el 2010. Actualmente adoptó el estándar europeo y las sacó.
La despedida del Tren Valencia en 2010.

Pero El Campín no sólo es la casa de los santafereños: los dos equipos bogotanos más importantes comparten el templo futbolístico. Millonarios, el archirrival azul también juega de local en el Nemesio Camacho. Es demasiado extraño que dos equipos, rivales históricos, compartan el estadio. Para los clásicos capitalinos, los hinchas que no están de locales en ese partido deben esconder la camiseta en su propia casa. Es raro que los equipos capitalinos no tengan estadios por separado, pero sí lo tengan equipos de provincia. A pesar de esto, tanto la hinchada de Millonarios como la de Santa Fe siente El Campín como su casa, algo similar a lo que le pasa a los hinchas de la Universidad de Chile, que a pesar de no tener estadio se apropiaron de la localía del Nacional, en Santiago.


La hinchada albiroja.
Si visita El Campín tiene que ir al sector oriental a ver la maravillosa vista de la cordillera.

Cuando llega el entretiempo en El Campín, el lugar se transforma. Los futboleros van a los pasillos que rodean el estadio, donde venden todo tipo de comidas: desde lechona hasta una delicia llamada palito de queso, que es como un pan relleno con queso. 100% recomendado. Además, la vista hacia la cordillera es preciosa y nos recuerda que Bogotá es una ciudad en las alturas andinas.


Los hinchas que asisten a El Campín tienen sus propias maneras de apoyar al equipo. Además de los clásicos "trapos", banderas y camisetas del equipo, hay decenas de peluches mirando el partido. Como una cábala de buena suerte, los leoncitos (mascota de Santa Fe) ocupan sus propios puestos antes de que comience el partido. El león padre (un hombre disfrazado de la mascota) se pasea por la cancha animando al público junto a unas porristas que en 2010 lucían cortas minifaldas y escotadas camisetas y en 2013 visten derechamente un bikini.

Una extraña moda: llevar peluches al estadio.
La mascota del equipo animando a la hinchada.
Cuando el partido termina, el espectáculo sigue: la vista a los cerros orientales es un show por si misma, con una brillante luna llena que ilumina el cielo nocturno como un sol. Un tip para los extranjeros: no olviden andar con su documentación, porque para tomar el Transmilenio (transporte público) después del partido, la policía local les pedirá su identificación para entrar a la estación.

Vista nocturna a la cordillera.

Bonus track para chilenos: mientras hacíamos la fila para entrar a El Campín en 2010, nos encontramos con un hincha de Colo Colo en medio de la multitud albiroja. Definitivamente el fútbol es una pasión de multitudes que traspasa fronteras.

Las imágenes fueron tomadas por mí en Bogotá, Colombia en febrero de 2010 y junio de 2013.

2 comentarios:

  1. Genial que haya vuelto este blog! Me encanta poder leer tus viajes y notas y ver las fotos!
    Ojala nunca pares, ni de viajar, ni de escribir, ni de hacer las cosas que te apasionan josefin!
    besotes!

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  2. Muy buena la descripción el Estadio. Y que bueno que retomes tu blog. Por cierto,la mascota se llama Monaguillo y en su camiseta lleva el #41, por el año de fundación del equipo (1941.

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