miércoles, 26 de enero de 2011

Santiago: Museo de la memoria

Hace un tiempo me llamaron de Culturamas, un blog de cultura español, para que fuera la coordinadora del área cultural chilena, dándome además la posibilidad de ser colaboradora permanente. A pesar de que Culturamas se centra más en eventos concretos, cree una nueva sección llamada "Espacios culturales para conocer", en la cual iré recorriendo diversas bibliotecas, museos, centros culturales, galerías de arte, etc. de la ciudad de Santiago (y espero que pronto de otras ciudades). Es por eso que les dejo el dato de estas nuevas notas y rutas culturales que estarán en aquel otro blog. Quedan más que invitados a leerlas.


lunes, 24 de enero de 2011

Niebla: El puente de agua

El paso de Niebla a Corral es todo un espectáculo, sobre todo cuando se opta por la ruta marítima-fluvial en vez de la terrestre. Tomamos la barcaza junto a muchos otros automóviles, camiones y buses, sorprendiéndonos de que un barco que desde fuera no se ve tan grande, pueda soportar tanto peso.
 Comienza a moverse la barcaza y uno no sabe si está en el mar, en un río o un lago: a un lado se ve el infinito horizonte azul con un gran barco a lo lejos, pero frente nuestro se alzan cerros verdes llenos de magníficos árboles que también hacen un océano, pero verde.
 Nos deslizamos lentamente sobre el agua: el paso dura unos treinta minutos aproximadamente. Es tiempo suficiente para explorar la barcaza como si fuésemos niños pequeños. Las banderas, instrumentos y lugares restringidos llaman completamente nuestra atención. Sin embargo, el paisaje es más poderoso, y pronto volvemos a quedar admirados de tantos colores maravillosos que nos rodean.
Ya en la tarde, regresando de nuestras aventuras por Chaihuín (la lobería, los alerces milenarios, las conversaciones con los oriundos de la zona), un atardecer en tonos pastel marca el fin de la jornada de nuestro agotador primer día de viaje por tierras sureñas. El cielo completo se transforma en arco iris y el agua replica juguetona los mismos colores.
 Las imágenes fueron tomadas por mi, en diciembre de 2010, 
en el paso entre Niebla y Corral, Chile.

martes, 4 de enero de 2011

Bogotá: La ciudad anaranjada

Cuando conozco un nuevo lugar, generalmente me obsesiono con alguna de sus características hasta el fanatismo: las comidas de Lima, los tipos de tejas de madera en Chiloé, los edificios de Buenos Aires, las flores de Puerto Varas.


En mi viaje a Bogotá fui cautivada por los miles de edificios de ladrillos. Nunca pensé que se pudieran utilizar de tantas formas, creando mosaicos monocromáticos alucinantes. Debido a esta obsesión, conocí a quien se transformaría en uno de mis arquitectos favoritos: Rogelio Salmona, quien repletó a esta ciudad con sus espectaculares obras.




Conocí las Torres del Parque, el Centro Cultural Gabriel García Márquez, el Eje Ambiental, la Biblioteca Virgilio Barco y el Edificio de Postgrados de Humanidades de la Universidad Nacional. En cada construcción me sorprendían nuevos detalles: espejos de agua, escaleras sorpresivas, tejados convertidos en terrazas desde las cuales caen enredaderas floridas. Inolvidable fue el atardecer que presencié desde el tejado-terraza del edificio de Postgrados, entre café colombiano, chocolate caliente y una grata conversación.




La cima de mi fanatismo por las construcciones bogotanas se dio cuando observé dicha ciudad desde la altura, en el último piso de la torre Colpatria: Bogotá no se veía gris, ni café, sino de un color anaranjado. Mi color favorito era provocado por los ladrillos y tejas, los cuales pintaban alegremente la ciudad. De fondo, la cordillera verde. Y más al fondo, un cielo celeste ornamentado con pomposas nubes blancas. Una ruta obligada para quienes pisen tierras colombianas.



 Las imágenes fueron tomadas por mi pololo y yo 
en febrero de 2010, en Bogotá, Colombia.