Puede parecer un poco extraño que alguien que se encuentra de paseo quiera conocer un lugar que puede llegar a ser tan triste e incluso desagradable. Sin embargo, para mí los cementerios son un espacio clave para poder conocer un poco más de la historia verdadera de la ciudad, esa que uno no descubre si sólo va a los monumentos más emblemáticos y turísticos.
Hace mucho tiempo que Juan y yo queríamos conocer el Cementerio de Valparaíso, pues en nuestras visitas anteriores no habíamos tenido tiempo de pasar por ahí. Pero esta vez guardamos unas horas de la tarde especialmente para visitarlo. Llegamos preguntándole el camino a los transeúntes, comenzando a subir por la avenida de un empinado cerro, en el cual nos encontramos con los típicos murales y escaleritas que caracterizan a la ciudad-puerto.
Al llegar a la imponente fachada de la necrópolis, nos sorprendió que frente a ella estuviera la excárcel de la ciudad. Montones de casitas encaraban con sus ventanas a la cárcel y cementerio. Increíble que haya gente que por sus ventanas vea día a día esos dos lugares. Lo bueno es que en el espacio de la cárcel actualmente están construyendo un parque, que ojalá le brinde más alegría al barrio.
Si se fijan en esta foto, al fondo se ven los muros de la excárcel
y las máquinas que comienzan a construir el nuevo parque.
Entramos rápidamente al cementerio, pues en una hora más cerraban sus puertas. A pesar de lo pequeño que es, encontramos muchos detalles que llamaron nuestra atención. Por ejemplo, la mayoría de las estatuas del lugar no tenían cabeza, lo cual acompañado del nublado atardecer, le daba un toque espeluznante al lugar, mezclado con desolación y abandono. Seguimos caminando, y detrás de un pequeño muro encontramos un ataúd destrozado. De terror.
Un detalle que me pareció sumamente interesante, fue el hecho de que la mayoría de las tumbas del lugar daban cuenta de la gran cantidad de migrantes, propias de un puerto: los apellidos en italiano y los escritos en alfabetos orientales y árabes en las tumbas, daban cuenta de ello.
Lamentablemente no se podían tomar fotos en el lugar, pero logré captar estas tomas cuando el guardia nos dejó solos por un momento.
¡La vista desde el cementerio es espectacular!
Nótese al fondo la Esmeralda en pleno mar.
Las imágenes fueron tomadas por mi en Valparaíso, en septiembre de 2010.